ARTÍCULOS ORIGINALES

Revista Peruana de Investigación Valdizana, ISSN-e 1995 - 445X
https://doi.org/10.33554/riv.17.3.1846

Las banderas de la derecha en política

The flags of the right in politics

 

Roly Auccatoma-Tinco1,*,a

1Universidad Nacional Autónoma de Huanta, Perú

Corresponding author: E-mail: *rauccatoma@unah.edu.pe

Orcid ID: ahttps://orcid.org/0000-0003-2669-041X


Recibido: 02 de abril de 2023

Aceptado para publicación: 25 de julio de 2023

Publicado: 31 de julio de 2023


Resumen

El análisis crítico de las banderas de la derecha es abarcado desde la filosofía y política. La derecha defiende, abiertamente, el neoliberalismo, cuyo emblema lo constituyen la propiedad privada conceptuada por Hegel como la prolongación del yo; la concepción de la desigualdad que siempre evoca a Hobbes; y la libertad del mercado que es pregonado a viva voz. El mundo globalizado es capitalista y neoliberal monopólico, pues existen grandes corporaciones que regulan los precios, aunque siempre promulgarán la fórmula neoliberal de Hayek que refiere la escasa intervención del Estado y desregulación del mercado, los cuales se estipulan como los diez principios o mandamientos del neoliberalismo, planteados por John Williamson, para avanzar hacia el progreso establecido por los norteamericanos.

Palabras clave: libertad, desigualdad, desregulación, propiedad, derecha política.

Abstract

The critical analysis of the flags of the right is covered from philosophy and politics. The right openly defends neoliberalism, whose emblem is constituted by private property conceptualized by Hegel as the prolongation of the self; the conception of inequality that always evokes Hobbes; and the freedom of the market that is proclaimed loudly. The globalized world is monopoly capitalist and neoliberal, since there are large corporations that regulate prices, although they will always promulgate Hayek's neoliberal formula that refers to little State intervention and market deregulation, which are stipulated as the ten principles or commandments of neoliberalism, raised by John Williamson, to advance towards the progress established by the North Americans.

Keywords: freedom, inequality, deregulation, property, political right.


Introducción

El análisis crítico de la derecha política nos muestra que los partidarios del conservadurismo defienden a toda costa, su orden establecido. Es así que, en la actualidad, la derecha propende los principios del imperialismo occidental para dominar a los países periféricos y los que habitan en ellas son considerados barbaros o terroristas. “A naciones tumultuosas y salvajes— / Vuestros recién conquistados y descontentos pueblos, / Mitad demonios y mitad niños” (Kipling, 1899, p. 1). El pacto neocolonial es establecido por el imperio y la clase dominante de cada país dominado; la derecha conquista la subjetividad de los ciudadanos con el poderoso aparato ideológico (internet y medios de comunicación) que está al servicio de la empresa colonizadora como la política opresora y la economía que no es inclusiva, a los dueños de los monopolios y oligopolios solo les importa la macroeconomía.

La ideología de la derecha como el de la izquierda tienen su origen en la aparición de la propiedad privada, la cual originó la lucha de clases. Este antagonismo se refleja en los mitos, símbolos, religión, filosofía, historia, literatura, etc., tal como Bobbio afirma:

Los dos conceptos 'derecha' e 'izquierda' no son conceptos absolutos. Son conceptos relativos. No son conceptos substantivos y ontológicos. No son calidades intrínsecas del universo político. Son lugares del 'espacio político'. Representan una determinada topología política, que no tiene nada que ver con la ontología política. (1995, p. 128)

Continúa Bobbio, diciendo: “izquierda y derecha son términos que el lenguaje político ha venido adoptando a lo largo del siglo XIX hasta nuestros días, para representar al universo conflictivo de la política (progresistas y conservadores)” (1995, p 129).

Entonces, la derecha, a lo largo de la historia, se identificó con el conservadurismo, a la vez de carácter reaccionario; es decir, buscó defender sus principios e intereses ideológicos, políticos y económicos; así como Hurtado nos afirma citando a Rodríguez: “el término derecha no sólo podría asociarse a los conservadores, sino también a los reaccionarios, es decir a quienes han intentado regresar el reloj de la historia a tiempos y situaciones previas” (2016, p. 21). Hoy el país es sujetada y controlada por la ultraderecha.

Por otro lado, la derecha acepta la ley de la naturaleza y la creación cultural como las costumbres, la tradición; la fuerza del pasado se debe cuidar, según su principio de conservadurismo. Para ellos, los herederos del pasado histórico promueven la estabilidad a través de la familia, la moral, la religión, la autoridad, la propiedad, la lealtad étnica y el nacionalismo. Así construyeron el poder verticalista, ordenado, jerárquico que no defiende la igualdad de todos los seres humanos. Practica los valores patrióticos y nacionalistas.

Por lo tanto, la bandera de la derecha, metafóricamente hablando, simboliza tres colores: La propiedad privada, la desigualdad y la libertad del mercado. De modo que, a través de este artículo se analizará, críticamente, a cada uno de ellos.

En un país neocolonial y oprimida por el imperio capitalista, la derecha es “defensora de las desigualdades y de la dominación y relativamente tolerante hacia la existencia de razas, religiones y diversas culturas, mientras que la ultraderecha del presente suele ser racista, xenófoba, religiosa fundamentalista y particularmente intolerante hacia el multiculturalismo” (Rodríguez, 2003, p. 177). Asimismo, se afirma que, “la derecha puede gobernar con la ultraderecha, de la misma manera que ha gobernado y gobierna con la izquierda moderada (que no es anticapitalista)” (Rodríguez, 2003, p. 201).

El análisis, con actitud crítica, se realizará tomando los planteamientos de los grandes pensadores, filósofos, teóricos y políticos de la humanidad.

La propiedad privada

La política de la derecha, desde sus orígenes hasta la actualidad, siempre sustentó que la propiedad privada se originó, racionalmente, acorde al consentimiento de toda la sociedad; luego, validó y legitimó su poder y dominio explotador a través de lógica contractualista. Es así que:

El problema de la desigualdad material no es más que la expresión del tercer y definitivo postulado del Estado de naturaleza, la propiedad privada libre como desarrollo histórico de la inicial desigualdad fisiológica entre los hombres. Y va a ser precisamente esta propiedad privada el elemento decisivo para explicar el paso del Estado natural a la constitución artificial del Estado. (Porras, 1984, p. 25)

Asimismo, el gran pesimista Hobbes manifiesta que en la naturaleza todos somos iguales. ¿Existe el mejor hombre? Es relativo, pues “no tiene lugar en la condición de mera naturaleza, ya que en ella, como anteriormente hemos manifestado, todos los hombres son iguales. La desigualdad que ahora exista ha sido introducida por las leyes civiles” (Hobbes, 2005, p. 126).

También, el Estado o Leviatán de Hobbes debe causar miedo y necesita dominarlos o controlarlos para que la sociedad tenga esperanza y un ideal de paz.

El hombre natural estuvo en guerra todo el tiempo, solo con el Estado que ordena se pacifica la sociedad, “que durante el tiempo en que los hombres viven sin un poder común que los atemorice a todos, se hallan en la condición o estado que se denomina guerra; una guerra tal que es la de todos contra todos” (2005, p. 102). Es así, que la propiedad privada como concepto surge con el Estado burgués, pero generando la desigualdad.

Por otro lado, Rousseau es un buen contractualista, afirmó que la propiedad privada dio origen al mal: “la primera persona que deseaba un pedazo de naturaleza como de su exclusiva posesión y lo transformaba en la forma trascendente de la propiedad privada, era el que había inventado al demonio” (Hardt y Negri, 2000, p. 262).

En la actualidad, el sistema capitalista y los dueños de los grandes monopolios y oligopolios que representa y legitiman la política de la derecha; estos conceptúan la propiedad privada como decía Hegel: “en la propiedad mi voluntad como querer personal se hace objetiva y por lo tanto como voluntad individual, la propiedad adquiere el carácter de propiedad privada” (Hegel, 1968, p. 74).

Además, afirma que:

Lo racional de la propiedad no yace en la satisfacción de la necesidad vital, sino que en ella se supera la mera subjetividad de la personalidad. Sólo en la propiedad es la persona como razón. Aunque la primera realidad de mi libertad está en una cosa externa y es de ese modo una realidad defectuosa, la personalidad abstracta no puede tener justamente ninguna otra existencia empírica más que en la determinación de la inmediatez. (Hegel, 2000, p. 123)

Por tanto, la propiedad privada es libertad cósica, legitimada y, a la vez, considerada como sagrada e inviolable desde la filosofía de derecho de Hegel. La propiedad privada es originaria de la lógica intrínseca de la razón, aquí se explica la lógica de la propiedad privada de Hegel, tal como dice:

La persona es Idea y es, en tanto que voluntad singular e individuo, un momento de la voluntad en y para sí general. Como tal, la persona reproduce la estructura de la Idea, es decir, la unidad de concepto y objetividad. En tanto que individuo singular, la persona es esencialmente voluntad y libertad, y a su libertad le corresponde una esfera externa u objetividad. Por este motivo, la persona debe tener algo propio, debe poseer algo en propiedad a fin de exponer su libertad. De lo contrario, su condición de persona se ve denigrada. Toda persona debe tener propiedad privada en la cual se ponga de manifiesto de manera objetiva su libertad, de manera que ella misma se reconozca como un ser libre y sea incluso reconocible por los demás como libre. La propiedad privada es por ello un derecho fundamental irrenunciable, que no se funda en ningún contrato social, sino en el concepto mismo de persona. (Aragües, 2021, p. 291)

En la actualidad, el Perú es un Estado neoliberal, así está plasmado en la Constitución Política de 1993, una carta magna a imagen y semejanza del imperio egoísta norteamericano. En el Título III, Del régimen económico; Capítulo III, De la propiedad. Artículo 70: “El derecho de propiedad es inviolable. El Estado lo garantiza”. Asimismo, en el Artículo 71: La propiedad del extranjero. “En cuanto a la propiedad, los extranjeros, sean personas naturales o jurídicas, están en la misma condición que los peruanos, sin que, en caso alguno, puedan invocar excepción ni protección diplomática” (2019, p. 123). Por último, en el Artículo 73 “Los bienes de dominio público son inalienables e imprescriptibles. Los bienes de uso público pueden ser concedidos a particulares conforme a ley, para su aprovechamiento económico” (2019, p. 124).

Entonces, el Estado peruano desde 1993 avanza hacia horizonte del progreso neoliberal, legitima la venta de las riquezas de la nación y resguarda la inversión de los capitales extranjeros. La derecha siempre gobernó santificando la propiedad privada, por eso propagan, a viva voz, en lo ideológico, económico y políticamente el respeto a la propiedad privada; “sin la certeza que me lleva a respetar lo ajeno, lo que no es mío, no hay racionalidad social posible. La filosofía política del Estado burgués surge con la santificación conceptual de la propiedad privada” (Feinmann, 2015, p. 1).

Concepción de la desigualdad

La concepción de la desigualdad es una ideología que ha sido construida por izquierda y derecha, esta última lo utiliza para legitimar el orden jerárquico de la vida. Es así que, el hombre es producto de la naturaleza, en ella hay competencia y toda competencia genera egoísmo en los hombres.

Por eso, la desigualdad surgió, desde el punto de vista de la derecha, por el principio de competencia, donde el más apto triunfa en la vida y quien fracasa compitiendo queda exterminado. La competencia crea la rivalidad y los crea seres cada vez más perfectos. Los competentes serán dotados del poder sobrevivencia y serán mejores adaptados que sus enemigos, “o un poco más perfecto que ellos. Y vemos que este es el tipo de perfección a que se llega en estado natural” (Darwin, 1921, 64).

Asimismo, Dawkins sustenta que los genes son egoístas y están en competencia, todos los seres vivos nacieron para ser egoístas y estructurado para ser un perfecto competidor para la permanencia de los genes en las futuras generaciones, la esencia es natural e innata para la sobrevivencia del gen egoísta; por eso, que “se comporte de tal manera que tienda a incrementar sus propias oportunidades de supervivencia en el acervo génico a expensas de sus alelos tenderá, por definición y tautológicamente, a sobrevivir. El gen es la unidad básica del egoísmo” (1985, p. 45). ¡Ojalá que sus genes sean la unidad de selección!

Por otro lado, Hobbes cuestionó el comporta-miento de los hombres y lanzó su pesimismo, los inteligentes y los civilizados actúan más que los bestias, porque llevan dentro de sí las pasiones horrorosas y son egoístas absolutamente:

Todos los hombres están por naturaleza provistos de notables lentes de aumento (a saber, sus pasiones y su egoísmo) vista a través de los cuales cualquiera pequeña contribución aparece como un gran agravio; están, en cambio, desprovistos de aquellos otros lentes prospectivos (a saber, la moral y la ciencia civil) para ver las miserias que penden sobre ellos y que no pueden ser evitadas sin tales aportaciones. (Hobbes, 2005, p. 150)

Por tanto, el hombre lleva en su esencia la maldad infinita y el egoísmo absoluta para mantenerse en todo momento competente porque el mandato de los genes así lo hace actuar dentro de la sociedad.

Con la teoría naturalista, la derecha explica la concepción de la desigualdad, demostrada a lo largo de la historia, fundamentada y legitimada biológica y filosóficamente para que la sociedad sea exclusiva, solo los poseedores de los capitales pueden estar en el paraíso de la tierra; por eso, la democracia, con un gobierno de la derecha, nunca será inclusiva; es así que, creerán fervorosamente y defenderán con dogma naturalista la desigualdad establecida dentro de la sociedad. Rousseau clasifica dos clases de desigualdades, uno que es natural e innato, porque llegamos al mundo con ello y la desigualdad moral o política. “Esta consiste en los diferentes privilegios de que algunos disfrutan en perjuicio de otros, como el ser más ricos, más respetados, más poderosos, y hasta el hacerse obedecer” (Rousseau, 1923, p. 13).

De esta manera, el hombre tiene ambición, envidia, codicia y egoísmo y no está necesitado de amor, como Rousseau afirma:

La voraz ambición, la pasión por aumentar su relativa fortuna, menos por una verdadera necesidad que para elevarse por encima de los demás, inspira a todos los hombres una negra inclinación a perjudicarse mutuamente, una secreta envidia, tanto más peligrosa cuanto que, para herir con más seguridad, toma con frecuencia la máscara de la benevolencia; en una palabra: de un lado, competencia y rivalidad; de otro, oposición de intereses, y siempre el oculto deseo de buscar su provecho a expensas de los demás. Todos estos males son el primer efecto de la propiedad y la inseparable comitiva de la desigualdad naciente. (1923, p. 39)

Es así que, la propiedad privada originó la desigualdad en la sociedad, puesto que en la naturaleza no existe la igualdad; es casi imposible que el hombre producto de la naturaleza construya una sociedad igualitaria y justa para todos. Los ideólogos, como Rousseau, ilustran sobre la desigualdad para que vocifere la derecha, por eso “la igualdad entre los hombres es un hecho natural y que la ruptura de ese orden natural es, entonces, un asunto político; por lo tanto, el Estado debería estar en capacidad de atender los derechos naturales de los individuos” (Cuenca, 2011, p. 33).

En fin, la desigualdad es una ideología para la derecha y es necesario porque es un elemento tradicional y herencia histórica; es decir, la derecha concibe, convierte y ordena jerárquicamente a la sociedad. Asimismo, Bobbio confirma: “la derecha está más dispuesta a aceptar lo que es natura, y aquella segunda naturaleza que es la costumbre, la tradición, la fuerza del pasado” (1995, p. 147). Además, nos manifiesta la existencia de tres fuentes principales de desigualdad: la clase, la raza y el sexo. En una sociedad dividida triunfa la discriminación porque “los hombres han estado divididos en superiores e inferiores, en dominadores y dominados, en ricos y pobres, en amos y esclavos, representa una etapa, desde luego no necesaria, pero por lo menos posible, del proceso de incivilización” (Bobbio, 1995, p. 175). Así triunfa la desigualdad en el paraíso de la derecha.

Libertad de mercado

La doctrina del libre mercado es fundamentada desde el liberalismo de Adam Smith, David Ricardo y el neoliberalismo de Von Hayek, desde la economía y política.

La libre “competencia es un proceso dinámico a través del cual las empresas o agentes económicos rivalizan en el mercado por satisfacer mejor las necesidades y expectativas de los consumidores” (Quintana, 2013, p. 214).

En la página web del Diccionario panhispánico del español jurídico, 2023; la libre competencia es un sistema en el que el precio de los bienes y servicios es acordado mediante el libre consentimiento de quienes intervienen en el tráfico económico, con arreglo a las leyes de la oferta y la demanda.

Asimismo, en la carta magna del Estado peruano de 1993, se conceptúa sobre la libre competencia en el Artículo 61: “El Estado facilita y vigila la libre competencia. Combate toda práctica que la limite y el abuso de posiciones dominantes o monopólicas. Ninguna ley ni concertación puede autorizar ni establecer monopolios” (2019, p. 118).

El capitalismo surge con el descubrimiento del continente americano en 1492, inicio de la época moderna. El pensador del liberalismo clásico es Adam Smith que sentó las bases para dominar al mundo a través de libre competencia. El librecambio es beneficioso porque regula, con la mano invisible, el precio natural en el mercado. La competencia debe ser más libre y amplia, pero nos advierte de los monopolios que pueden elevar sus precios al más alto posible.

Además, en el prólogo del libro de La riqueza de las naciones de Smith, afirma que “el mercado libre actúa como una “mano invisible” que maximiza el bienestar general” (1996, p. 8). El padre del liberalismo asume que la mano invisible regula al mercado, es más, todo ciudadano trabaja ardorosamente para el progreso de la sociedad y anhela la seguridad privada por ello su dedicación es exclusiva a la actividad nacional, “y al orientar esa actividad de manera de producir un valor máximo él busca sólo su propio beneficio, pero en este caso como en otros una mano invisible lo conduce a promover un objetivo que no entraba en sus propósitos” (1996, p. 554).

Por otro lado, David Ricardo analiza el comercio internacional, importar productos desde otros lugares con menos costo; es así que, cada país se debe dedicar a las actividades más beneficiosas para ellos.

En un sistema de intercambio perfectamente libre, cada país dedicara lógicamente su capital y su trabajo a aquellas producciones que son la más beneficiosas para él. Pero este propósito de perseguir la ventaja individual esta admirablemente unido a la conveniencia general del conjunto. Estimulando la industria, premiando la invención y utilizando del modo más eficaz las facultades especiales concedidas por la naturaleza, se distribuye el trabajo con la mayor eficiencia y economía; y aumentando al mismo tiempo la cantidad total de bienes, difunde un bienestar general y liga con el vínculo común del interés y el intercambio a todos los pueblos del mundo civilizado. En éste el principio que determina que el vino se elabore en Francia y Portugal, el cereal se cultive en América y Polonia y los productos de ferretería y otros se fabriquen en Inglaterra. (Ricardo, 2003, p. 115)

Es así que, Paredes citando a Appleyard y Field, describe del modelo de la teoría ricardiana.

1. Cada país tiene una dotación fija de recursos, y todas las unidades de cada recurso particular son idénticas. 2. Los factores de producción son completamente móviles entre usos alternativos dentro de un país. Este supuesto implica que los precios de factores de producción también son iguales entre estos usos alternativos. 3. Los factores de producción son completamente inmóviles externamente; es decir, no se mueven entre países. Por consiguiente, los precios de los factores pueden ser diferentes entre países antes del comercio. 4. En el modelo se emplea una teoría del valor trabajo. Por tanto, el valor relativo de un bien está basado únicamente en su contenido de trabajo relativo. Desde el punto de vista de la producción, esto implica que: a) No se utilizan otros insumos en el proceso de producción, Otros insumos que puedan existir están medidos en relación con el trabajo incorporado en su producción, o c) La relación otros insumos/trabajo es igual en todas las industrias. 5. El nivel de tecnología es fijo en ambos países, aunque la tecnología puede diferir entre ellos. 6. Los costos unitarios de producción son constantes. Por tanto, las horas de trabajo por unidad de producción de un bien no cambian, independientemente de la cantidad producida. Esto significa que la curva de oferta de cualquier bien es horizontal. 7. Hay pleno empleo. 8. La economía está caracterizada por la competencia perfecta. 9. No hay obstáculos impuestos por el gobierno a la actividad económica. 10. Los costos de transporte internos y externos son cero. 11. El análisis se limita a un “mundo” de dos países y dos bienes primarios. (2016, p. 77)

En fin, la tarea de David Ricardo, pensador del imperio, fue legitimar el libre comercio para la dominación neocolonial de los países de periferia, que solo exportan su materia prima; las bondades del librecambio solo acrecientan la riqueza de los imperios. La base de su teoría lo encontró en la división internacional del trabajo y en la especialización de los países en ganar o en perder. “Encuentra que la renta es ese obstáculo y que su crecimiento no solo obstaculiza la acumulación del capital, sino que lo contrae. La eliminación de trabas al libre comercio llevaría a una expansión más acelerada de una economía” (Paredes, 2016, p. 81).

Metodología

El artículo desarrollado es de enfoque cuantitativo que uno de sus características dice: “lo subjetivo existe y posee un valor para los investigadores; pero este enfoque se aboca a demostrar qué tan bien se adecua el conocimiento a la realidad objetiva” (Hernández et al., 2014, p. 6); también, es no experimental cuyo diseño es “transeccional descriptivo que tiene como objetivo indagar la incidencia de las modalidades o niveles de una o más variables en una población. […]. Son, por tanto, estudios puramente descriptivos y cuando establecen hipótesis, éstas son también descriptivas” (Hernández et al., 2014, p. 155). El alcance de estudio es descriptivo que “busca especificar las propiedades, las características y los perfiles de personas, grupos, comunidades, procesos, objetos o cualquier otro fenómeno que se someta a un análisis” (Hernández et al., 2014, p. 92); es decir, lo que se pretendió con este trabajo es recoger la información de la única variable. Asimismo, el objetivo es describir y comprender sobre la bandera de la derecha; es más, el método es descriptivo, el análisis y síntesis y el juicio crítico para poder comprender las dimensiones: la propiedad privada, la concepción de la desigualdad y el libre mercado. En fin, la hipótesis es: el mundo está globalizado por las grandes corporaciones y tienen la bandera que simbolizan la dominación de la humanidad; además, las dimensiones personifican la pertenencia a la derecha en política, con ello excluyen a la mayoría de los habitantes del planeta.

Análisis y discusión

Hoy, el mundo es globalizado por los capitalistas que tienen una ideología, política y económica neoliberal; así, la propiedad privada es el capital, la mercancía de las mercancías es el dinero que se remite al oro metálico. La derecha pregona sobre el ahorro y el trabajo para el progreso de los ciudadanos y del país; por supuesto, no es así como lo aseguran. “En tiempos muy remotos había, de un lado, una élite laboriosa, inteligente y ante todo ahorrativa y, del otro, una pandilla de descamisados y holgazanes que dilapidaban todo lo que tenían y aún más” (Marx, 1990, p. 652). Pero, la historia está llena de horrores, “en la historia real el gran papel lo desempeña la conquista, la subyugación, el despojo, en una palabra, la violencia. […] En los hechos, los métodos de la acumulación originaria son cualquier cosa menos idílicos” (Marx, 1990, p. 652-653). Los países económicamente poderosos acumularon sus riquezas mediante la violencia. “La violencia es la partera de toda vieja sociedad, preñada de una nueva. Ella misma es una potencia económica”(Marx, 1990, p. 685). Por lo tanto, los neoliberalistas siempre pecaran contra la humanidad porque es imposible acumular el capital sin la atrocidad y las matanzas, “el capital lo hace chorreando sangre y lodo por todos los poros, de los pies a la cabeza” (Marx, 1990, p. 693).

Por el contrario, la derecha arguye que la propiedad nos esclaviza, lo que necesita el ciudadano es la libertad. “El fundamento de la propiedad es la estupidez de aquellos que la aceptan. Y un poco más tarde Linguet y otros dirán: el fundamento de la propiedad es la violencia de la apropiación” (Luhmann, 2015, p. 6-7). Del mismo modo, Orduna plantea que la propiedad privada en el mundo globalizado se conoce como capital. “El capital tiende a acumularse en manos del anterior capital disponible, resultando que, en el capitalismo, la desigual posición de poder de que parten las distintas personas en la concurrencia” (1999, p. 141).

Entonces, la derecha es capitalista que santifica a la propiedad privada porque cree que es la libertad objetivada, como lo manifiesta Feinmann:

Para el homo capitalista, la propiedad privada no puede ser violada, expropiada o vejada (es decir, extraída de las manos de sus dueños) porque expresa la manifestación objetiva de su libertad. Hegel, en su Filosofía del Derecho, postula que la propiedad privada, en tanto elemento objetal, es la expresión de la subjetividad al volverse objeto. La libertad del sujeto sirve para apropiarse del objeto y encontrar en él la expresión material de su libertad. Así, el homo capitalista –en su afán de apropiarse de las cosas– termina por identificarse por ellas. (2012, p.1)

La bandera de la derecha simboliza la desigualdad, una democracia excluyente que ha generado la desigualdad entre países pobres y ricos. Estos arguyen que el ser humano es egoísta y ambicioso, tal como lo son las grandes empresas transnacionales o corporaciones internacionales.

Es así que, Smith, el clásico del liberalismo creía que el hombre del mercado actúa por su egoísmo.

No es la benevolencia del carnicero, el cervecero, o el panadero lo que nos procura nuestra cena, sino el cuidado que ponen ellos en su propio beneficio. No nos dirigimos a su humanidad sino a su propio interés, y jamás les hablamos de nuestras necesidades sino de sus ventajas. (1996, p. 46)

La derecha no tiene una política democrática inclusiva; por ende, es exclusiva porque genera la desigualdad creyendo en un orden jerárquico de la sociedad. Desde que se instauró su poder acrecentó la desigualdad económica y social; les importa solo la macroeconomía como benéfica para la sociedad, la microeconomía nunca les interesó porque sus ganancias deben generar más plusvalía. Por el contrario, el sistema capitalista agrava más la desigualdad y “los hombres de arriba han generado la desigualdad globalizada con apoyo de los de la derecha de sus neocolonial Latinoamérica” (Gracia, 2015, p. 244).

Es cierto, que en el mundo hay seres humanos que viven muy humillados por la pujanza de los amos, como dice Feinmann:

Lo gobiernan codiciosos, guerreros brutales, fabricantes y traficantes de armas, banqueros, capitalistas amantes de la libertad de mercado, eso que llamamos neoliberalismo. Hay muerte y hambre en el mundo. Y nadie parece muy decidido a suprimir esas pestes. El mundo funciona para acumular dinero y ganar poder. La desigualdad entre personas y países es humillante para la condición humana. (2012, p. 1)

En fin, la desigualdad es muy agravante pues humilla y denigra la condición humana de los pobres del mundo, tal como lo había advertido Stiglitz que es citado por Delgado, García y Sierra, “los costos de mantener una sociedad en desequilibrio, donde el 1% de la población tiene lo que el 99% necesita” (2014, p. 66). Asimismo, continua contundentemente, “los ricos se están haciendo más ricos, y los más ricos entre los ricos se están haciendo todavía más ricos, los pobres se están haciendo más pobres y más numerosos y la clase media se está vaciando” (Delgado et al., 2014, p. 66).

Por último, el mercado libre es lo que pregonan los de la derecha. Según Lindblom citado por Castillo: “El mercado es un sistema inhumano, duro y cruel, porque opera con base a que se saca del sistema con relación a lo que se agrega o coloca en él” (2000, p. 75). El mercado libre en América Latina pertenece a la derecha y al imperio, los que se oponen al sistema establecido serán censurados como inadaptados. “Los países ricos, predicadores del comercio libre, aplican el más rígido proteccionismo contra los países pobres: convierten todo lo que tocan en oro para sí y en lata para los demás –incluyendo la propia producción de los países subdesarrollados” (Galeano, 2004, p. 76).

Es así que el mercado monopolizado inhumano, no regulado por el Estado, puede ocasionar estragos a la mano invisible de Smith. Hoy existen las grandes corporaciones monopólicas y oligopólicas, por lógica no existe la libertad de mercado porque existen los multimillonarios que detentan el poder concentrado en lo económico, político, ideológico y cultural. Es así:

El Estado capitalista debe usar el monopolio adquirido sobre los medios de violencia para proteger y preservar ese régimen tal como se articula en el funcionamiento 'libre' de los mercados. Se emplea el poder centralizado del Estado para proteger un sistema descentralizado de propiedad privada. Sin embargo, la extensión del estatus de persona jurídica individual a poderosas corporaciones e instituciones corrompe obviamente el sueño utópico burgués de un mundo perfecto de libertad personal individual para todos, basado en la propiedad democráticamente dispersa. (Harvey, 2014, p. 56-57)

Por eso, Latinoamérica es un experimento del capitalismo neoliberal norteamericano porque es neo-colonia, esto fue escrito con el puño y letra de John Williamson, luego llamado Principios del Consenso de Washington que se enumeran en diez puntos, tales son:

1. Disciplina presupuestaria de los gobiernos. 2. Reorientar el gasto gubernamental a áreas de educación y salud. 3. Reforma fiscal o tributaria, con bases amplias de contribuyentes e impuestos moderados. 4. Desregulación financiera y tasas de interés libres de acuerdo al mercado. 5. Tipo de cambio competitivo regido por el mercado. 6. Comercio libre entre naciones. 7. Apertura a inversiones extranjeras directas. 8. Privatización de empresas públicas. 9. Desregulación de los mercados. 10. Seguridad de los derechos de propiedad. (Feinmann, 2013, p. 1)

En síntesis, el mercado libre es dinámico, siempre terminará en manos de los monopolios y oligopolios internacionales. Estos poderosos tiburones o pulpos del mercado concentran su poder económico y en lo político niegan la democracia. En la actualidad, la derecha siempre cita a Friedrich von Hayek (padre del neoliberalismo) y John Willianson.

El Estado, meramente deberá garantizar el orden espontáneo del mercado. Hayek deposita una fe poderosa en la autorregulación del mercado. No acude a la mano invisible smithiana, no la requiere. Confía más que Smith en el poder del mercado. Libre mercado y democracia se alimentan, uno es la garantía del otro. Pero no son equivalentes. El mercado tiene primacía absoluta. El liberalismo económico desplaza al político. Hayek termina por confiar más en el mercado que en la democracia… Los desaparecidos desaparecían en aras de la vigencia del mercado libre, de la desregulación económica y del achicamiento del Estado, cuyas causas opuestas representaron siempre los regímenes socialistas y populistas. Era –para Hayek y los suyos– una noble causa para desaparecer. Si hay que matar por eso, se mata… Algo hemos visto: regular el mercado desde el intervencionismo estatal. Esto tienen un nombre dentro del capitalismo: el capitalismo del New Deal. El de Keynes. (Feinmann, 2013, p. 1)

Conclusión

La derecha es capitalista y egoísta, así aman a la humanidad multiplicando el dinero y haciendo violencia. Solo creen en un Dios globalizador que es el dinero y cuyo símbolo heroico y patriótico es la bandera de tres colores que defienden la propiedad privada, la desigualdad y libre mercado. La propiedad privada es considerada justa e inviolable, ontológicamente son herederos de la cultura, sangre e historia; además, argumentan que la libertad se cosifica con la propiedad privada, son dueños de todo cuanto existe. Asimismo, la derecha tratará de mantener la desigualdad y el orden jerárquico de la sociedad porque conciben al ser humano feroz como un lobo y maléfico como satán por naturaleza; es decir, el hombre es egoísta y ambicioso hasta la esencia; es así que, con la sociedad civil, el Estado y el poder los seres humanos generaron la desigualdad, aunque el capital tiene origen en la violencia como partera de la historia. Por último, uno de los colores, es la libertad de mercado que deberá ser desregulado para sus propios intereses económicos, políticos, ideológicos y culturales. En lo político, la derecha no es democrática, en lo económico solo se preocupan en la macroeconomía o las corporaciones monopólicas y oligopólicas. La derecha cree en la libertad del mercado y menos en el Estado fuerte, por eso arguyen que el Estado debe ser mínimo, para poder devorarse al mercado y no ser democráticos en la política.

Fuente de financiamiento

Financiado por los autores.

Conflicto de Interés

Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

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